jueves, 30 de octubre de 2014

ES necesaria la formación del manipulador de alimentos? ¿Cómo impartirla?
La legislación con respecto a la formación de los manipuladores de alimentos ha cambiado varias veces en los últimos años. Hasta el año 2000 era obligatorio el famoso carnet de manipulador que debía ser expedido y renovado periódicamente por empresas autorizadas. Posteriormente, se introdujo en la legislación el concepto de ‘formación continuada’ para establecer que la formación de los manipuladores debe estar presente a lo largo de su vida laboral. Des de el año 2000 continuaban impartiendo la formación empresas autorizadas pero ya no era necesario expedir un carnet ni renovarlo cada cierto tiempo. En Catalunya, las entidades de formación de manipuladores de alimentos (EFMA) estaban autorizadas y controladas por la Generalitat para el ejercicio de su actividad de formación. En el año 2010 se derogó el RD 202/2000, que establecía las normas relativas a los manipuladores de alimentos, mediante el RD 109/2010 por el que se modificaron diversos reales decretos en materia sanitaria. Así pues, con estos cambios, se trasladó la responsabilidad de la formación de los manipuladores a los distintos operadores económicos y se eliminaron las autorizaciones y controles para las entidades de formación de los manipuladores de alimentos. Con todos estos cambios la primera pregunta que puede hacerse cualquier propietario o gestor de una cocina es ¿pero entonces es necesario la plantilla haga formación si ya no existe control y se han eliminado las autorizaciones y permisos? La respuesta es 1.000 veces sí. Un manipulador de alimentos trabaja con productos alimentarios y sus actuaciones pueden tener consecuencias sobre la salud de las personas. Partiendo de esta definición, existen diversos grados de manipulación en función de los puestos de trabajo y es por ello que el propio real decreto resalta la necesidad de adaptar la formación y que sea continuada a lo largo del tiempo. A partir de aquí, la siguiente pregunta sería ¿qué tipo de formación busco para la plantilla? No hay una respuesta única a esa pregunta y probablemente las distintas empresas que imparten formación puedan tener discrepancias. Al final, es cuestión de escoger un criterio. Bajo nuestro punto de vista, la formación es una herramienta de cambio. A continuación enumero algunos aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de escoger la mejor formación para que ésta sea provechosa: – ¿Presencial o a distancia? Lo primero que hay que tener claro es lo que estamos haciendo. Si contratamos una formación para los manipuladores, como mínimo tenemos que partir de dos objetivos: 1) cumplir con la legislación y facilitar que el personal se forme y 2) que aprendan y nos ayuden a mejorar las condiciones, la gestión y la seguridad en nuestro negocio. Si además de estos objetivos tengo otros más concretos para mi cocina en relación a la seguridad alimentaria (cambiar los procesos en la cocina, mejorar el orden de cámaras y neveras, que el personal se responsabilice de los controles que me exige el inspector…) tengo que preguntarme honestamente qué método de formación y qué temario creo que es mejor para que el personal asimile todos los conceptos técnicos. Con qué método van a prestar más atención y qué les facilitará la mejor adaptación a su puesto de trabajo. La formación presencial permite conectar con el personal, corregir ideas erróneas al momento, profundizar en aquellas personas más incrédulas y asentar todos los conceptos. Evidentemente la formación a distancia es una alternativa más económica e incluso más cómoda, pero el precio hay que medirlo en rendimiento. – ¿Estándar o adaptada? Evidentemente es mucho mejor una formación adaptada a tu personal y a tus instalaciones, aunque requiere mayor dedicación por parte del formador y por lo tanto será más caro. Que un curso de formación tenga un temario estandarizado es una cuestión de pragmatismo, lo que sí que es necesario es constatar la preparación y experiencia del formador, además del temario y duración del curso. En este momento es interesante hablar del Plan de formación. Es un autocontrol exigido por la Generalitat que consiste en planificar la formación de la platilla a largo plazo para conseguir que avance en sus conocimientos y aumente su concienciación. Desde NormaFood recomendamos plantear una formación que combine un temario base con todos los conceptos técnicos importantes, para posteriormente adaptar formaciones más cortas y adaptadas a los puestos de trabajo. La formación adaptada tiene una ventaja mucho más valiosa que todo lo demás: que se centra en las instalaciones y procesos de tu negocio pudiendo hacer hincapié en los puntos más críticos y dar consejos y soluciones realistas a tus recursos. Si la acción formativa tiene calidad, pueden combinarse las distintas posibilidades y llegar a un alto nivel de formación de la plantilla en un período de tiempo. ¿En una aula o in situ? Por experiencia, sabemos que una formación en una aula, fuera de horario laboral y durante 4 horas aburre hasta al manipulador más aplicado. Aún así, cuando el grado de formación del personal es muy escaso es necesario empezar por una buena base. El temario y el método a la hora de impartir los contenidos son muy importantes para mantener el interés y la atención de los alumnos. Otro factor determinante es la experiencia y conocimiento del sector por parte del formador, ya que utilizará recursos y ejemplos que les serán familiares y cotidianos. Combinar una acción formativa en aula con otras más cortas y específicas en el propio puesto de trabajo es una solución infalible para la asimilación de todos los conceptos. Por ejemplo, podemos explicar el concepto de contaminación cruzada en el aula, estableciendo medidas preventivas, hablando del color de las tablas de corte, de cómo separar las manipulaciones entre distintos alimentos… pero todo adquiere una dimensión más práctica y resolutiva si puedes situarte en la cocina y dar instrucciones concretas con los recursos y el espacio real en el que se trabaja. – ¿Larga o corta? Volvemos a la recomendación de combinar distintos tipos de acciones formativas. Si tenemos que explicar todos los conceptos básicos, obviamente necesitamos un mínimo de duración. Pero si lo que queremos explicar es, por ejemplo, cómo llevar a cabo el Plan de limpieza y desinfección y qué productos químicos usar, podemos organizar una cápsula formativa de una hora en las propias instalaciones con los productos, los utensilios y la planificación de limpieza establecida. También cabe la posibilidad de hacer una acción formativa fraccionada para adaptarse mejor a los horarios disponibles y que los alumnos se concentre en el temario por menos tiempo. – ¿Solamente seguridad alimentaria? Como ya hemos dicho, la formación es una herramienta de cambio y la seguridad alimentaria no es un elemento aislado y ajeno a la organización de la cocina. Hemos impartido muchas acciones formativas más enfocadas a mejorar la gestión y orden en la cocina que a los conceptos clásicos de seguridad alimentaria. En el modelo de trabajo que se haya planteado, la plantilla no es ajena; convencerlos y hacerlos partícipes puede ser la clave de un cambio radical. En definitiva, la formación de los manipuladores es un pilar fundamental en la organización de cualquier cocina profesional y en la seguridad de sus manipulaciones. El Plan de formación es una medida preventiva transversal en el plan APPCC que toda cocina debe implementar y mantener

REFORZANDO LA LINEAFRIA

se  organizó el pasado 23 de octubre una visita a la cocina del nuevo Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona. El , director del centro, guió a la veintena de personas del grupo por las zonas de recepción, elaboración, cocción, emplatado y retermalización de esta moderna instalación que trabaja en línea fría. Con la entrada del nuevo siglo, el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau inició un importante proceso para establecerse en su tercer emplazamiento desde su nacimiento, hace más de 600 años. El nuevo recinto, un complejo sanitario situado en el extremo nordeste del conjunto modernista, se empezó a construir en el año 2000 y fue inaugurado en 2009. El nuevo centro incluye un bloque principal que acoge básicamente la actividad ambulatoria (36.022 m2), desde el que se despliegan cuatro bloques de hospitalización (46.878 m2). El diseño de la cocina fue desarrollado por Se organizó el pasado jueves 23 de octubre una visita a la cocina del centro. Su director,, acompañó al grupo en un recorrido a lo largo y ancho de una de las instalaciones en línea fría referentes no sólo en España sino en Europa; una cocina en la que trabajan actualmente entre 18 y 20 personas en horario de 7 de la mañana a 3 de la tarde (excepto las personas que están en la zona de emplatado que acaban a las 6 de la tarde), y de lunes a viernes. “Una de las grandísimas ventajas del sistema en línea fría,  es la conciliación de la vida laboral con la personal de todos los trabajadores, cosa que en línea caliente es imposible”. Además de la conciliación, la línea fría elimina el estrés del horario de servicio, optimiza los recursos, incrementa la productividad y reduce los errores. La conciliación se ve reforzada en este caso, además, por el hecho de utilizar doble dotación de carros de distribución a planta, lo que permite emplatar de forma concentrada en un solo turno. Actualmente la cocina no está funcionando a pleno rendimiento así que, además de dar el servicio a las 600 camas del hospital y a los comedores del personal y el público, se elaboran también 120 menús diarios para dos albergues y se complementa la oferta gastronómica de seis geriátricos operados también.Recepción de producto y preparación de lotes Como és lógico la visita dio comienzo por la zona de recepción, descartonajes, almacenes y cámaras. Tal como en la cocina no entra tierra, se adquiere la materia prima lo más limpia posible y cuando llega a la zona de recepción se desechan todas las cajas de los proveedores para guardar los alimentos en cajas propias y con un código propio. El hospital trabaja con seis días de antelación para la solicitud de producción y las órdenes de compra. Una vez identificados y etiquetados los productos, el seguimiento informáticos de los lotes y la trazabilidad está asegurada. Los almacenes están dotados de estanterías móviles para optimizar el espacio disponible; en las cámaras frigoríficas, el sistema de almacenamiento en contenedores apilables también móviles y la desaparición de las estanterías eliminan riesgos en la manipulación de los envases y facilita la limpieza en cámaras. Junto a la zona de cámaras, preparaciones y descartonaje, hay también una zona de lavado de los propios contenedores. En cuanto se llega a la zona de preparación salta a la vista otra importante innovación. Las cuatro salas de preparación tradicionales se sustituye por una grande dividida en dos zonas operativas, una inicial en la que se preparan aquellos productos de manipulación primaria, vegetales, carnes y pescados y otra destinada al ensamblaje, donde se ultima el montaje de los lotes de producción. Esta zona esta refrigerada a una temperatura de trabajo de +12/+14 ºC para mantener la línea fría durante el proceso de manipulación de los productos. Igualmente está dotada de armarios de conservación donde los productos aguardan hasta tener ensamblados todos los componentes del lote y ser trasladados a la cámara de lotes. La preparación en lotes optimiza el trabajo y permite concentrar la producción en la zona de cocción. Casi mil dietas diferentes.Que la cocina trabaja con 990 dietas diferentes. Los pacientes pueden elegir entre tres primeros platos y tres segundos y dado que el servicio está organizado con seis días de antelación para la solicitud de producción “trabajamos con un histórico para calcular los menús que nos van a pedir. También contamos con el margen de las 40 bandejas que se sirven a diario en urgencias, servicio en el que no es posible la elección de menú”. El hospital cuenta con 600 camas cuyos pacientes desayunan, comen, meriendan y cenan “aunque en la merienda se trabaja con un stock de producto que se organiza en planta –yogur, zumo…–”. En el centro de la unidad de producción en línea fría, se encuentra la zona de cocción. En ella se utilizan equipos de alta tecnología para aumentar la capacidad de producción y buscar los mejores resultados, cualitativamente hablando. La cocina basa su producción en cuatro marmitas basculantes con agitador y sistema de pre-abatimiento, dos grandes equipos multifunción y dos hornos mixtos. El bloque de cocción tradicional, se ha reducido al mínimo y su uso es testimonial. Tras su paso por los abatidores de temperatura, la producción pasa directamente a la cámara de producto elaborado, que permite almacenar la producción hasta el momento del emplatado. Tras la zona de cocción, la visita siguió por la zona del emplatado, un espacio equipado con una cinta de emplatado y distintos tipos de carros de transporte. Retermalización en planta Finalmente, despues del emplatado y con las bandejas montadas y dentro de los carros, se regenera la comida en las estaciones de retermalización situadas en las plantas de hospitalización; se utilizan carros de transporte de bandejas, neutros, sin tecnología, que son los enlaces entre emplatado y retermalización. La bandeja se traslada en el carro ya completa con postres, complementos, cubiertos, etc… , “para regenerar se utiliza un sistema por inducción que aporta energía al plato de forma natural desde el propio corazón del producto y que facilita, según la vajilla utilizada, que se caliente o no la comida según las necesidades”. Se trata de un sistema muy dúctil que permite todas las posibilidades de servicio del primero y segundo plato ya dispuestos en la bandeja: frío-frío, frío-caliente, caliente-caliente y caliente-frío. La regeneración de los alimentos justo antes de su consumo mejora la calidad organoléptica del producto, su presentación, composición, temperatura, etc. Al final de este circuito de ‘marcha adelante’ de la cocina, se encuentra la zona de lavado en la que hay una cinta de transporte de bandejas que alimenta a dos túneles (uno para vajilla y otro para cubiertos y bandejas) y un triturador deshidratador de residuos orgánicos que convierte los restos de comida en una especie de bolas de serrín que se van almacenando automáticamente en bolsas. La visita finalizó con un turno de presentaciones y preguntas en la cafetería del hospital, donde todos los presentes tuvieron la oportunidad de plantear sus dudas al responsable de la instalación.

lunes, 27 de octubre de 2014

No es lo mismo “vender que hacer clientes”.
La crisis económica se ha convertido en un freno para muchas empresas en su afán de poder ofrecer e introducir sus productos o servicios dentro del mercado. Unas veces por falta de visión de futuro y otras por sus políticas corporativas erróneas.
Esto hace que muchas empresas intenten buscar aperturas de mercado y captación de clientes rápidamente y en breve espacio de tiempo.
Todo ello desde sus diferentes departamentos de ventas: muchas veces faltos de competencias necesarias y de una calidad comercial mínima.
A menor categoría de los profesionales de la venta, menos capacitación de los departamentos comerciales y más ahorro en los costes laborales de las mismos. Por consiguiente conlleva un perjuicio para los propios clientes y para la propia imagen y competencia de la empresa.
Ante esta situación es importante hacernos una reflexión: ¿Saben vender con garantía de éxito nuestras empresas ante sus necesidades reales y la de sus clientes?
Si la fidelización de los clientes determinan el éxito o el fracaso en la venta, los comerciales han de ser auténticos profesionales.
No es lo mismo “vender que hacer clientes”. Si la venta no tiene una perspectiva real y un objetivo de futuro está condenada al fracaso.
A pesar de ello, la formación en ventas sigue siendo vista por las empresas como un gasto innecesario y no una inversión de futuro. Un verdadero error conceptual de empresa y asignatura pendiente de muchas organizaciones.
La profesionalización de los departamentos de ventas es vital, necesaria y sus competencias son claves y determinantes para el desarrollo de la profesión y marcan la diferencia entre las empresas en el mercado.
Si hacemos una consideración en profundidad sobre lo expuesto en ¿Vender o hacer clientes?, la respuesta es clara: la calidad en la venta y la profesionalidad nos acerca a los clientes, lo contrario nos hace sólo vender.

martes, 7 de octubre de 2014

Alzheimer 2014
Uno de los aspectos relevantes en la enfermedad de Alzheimer es la repercusión que tienen los problemas nutricionales y del comportamiento alimentario en el paciente y en su familia. De hecho, los estados de malnutrición y los trastornos en la conducta alimentaria alcanzan, en estos enfermos, una prevalencia cercana al 60 por ciento, según se expuso en el marco del XVIII Encuentro Temático de la Fundación Alzheimer, celebrado recientemente. Los enfermos en estado moderado y severo presentan un elevado riesgo de malnutrición. El doctor David Pérez, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Infanta Cristina de Parla en Madrid, y director general de la Fundación del Cerebro, advierte de que esta enfermedad «suele llevar asociada una pérdida de peso importante debido a que los trastornos de conducta que sufren dificultan la ingesta. Incluso, los estados de agitación provocan un aumento del requerimiento energético. Asimismo, los fármacos que se emplean para enlentecer la patología suelen producir anorexia».
Por ello, el consumo de determinados alimentos puede interferir no sólo en la evolución de la enfermedad, sino también en garantizar un adecuado estado nutricional del paciente. «Hay numerosos estudios epidemiológicos que demuestran que el consumo de ácidos grasos poliinsaturados presentes en el aceite de oliva, el pescado azul o los frutos secos tienen un efecto preventivo e influyen en el retraso evolutivo de la enfermedad», explica la doctora Julia Álvarez, responsable de la Sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Príncipe de Asturias en Alcalá de Henares. Y es que, «se ha visto que tanto la dieta mediterránea como la japonesa disminuyen la prevalencia de las enfermedades neurodegenerativas, especialmente el alzhéimer», añade Pérez.

Ansiedad

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En estos enfermos se suelen dar toda una serie de conductas disruptivas relacionadas con el acto de comer que generan una gran carga de ansiedad a sus cuidadores. «La mayor parte de estos pacientes, prosigue el experto, suelen sufrir alteraciones en el apetito ya que, o no tienen ganas de comer o lo hacen de forma compulsiva y se decantan por la bollería». Además, Álvarez añade que «el 84 por ciento suele desarrollar disfagia orofaríngea que condiciona la forma de alimentarse».
Por ello, la clave para hacerlo de forma correcta reside, según la experta, «en enseñar al cuidador una serie de elementos esenciales como como no utilizar dobles texturas como, por ejemplo, arroz con leche o yogur con frutas, así como alimentos pegajosos tipo pan de molde o croquetas para evitar problemas con la salivación y que no se les vaya para otro lado». La forma de dar de comer también es esencial para evitar complicaciones. «Con el paciente sentado, el cuidador debe ponerse a la altura de las rodillas para hacer que el enfermo agache la cabeza y tape de forma natural la via aérea, lo que evita que los alimentos no se vayan ahí y no se atragante. También es recomendable emplear cucharas pequeñas y nunca pajitas para beber», recuerda Álvarez.
En este sentido, desde la Fundación Alzheimer España recomiendan utilizar un juego de cubiertos y platos especial que cubra las necesidades de la persona y si ésta presenta dificultades para el uso de cubiertos ser tolerante y permitir que emplee las manos para comer. Aunque el paciente no presente disfagia es importante que siga unas serie de pautas para comer. En este sentido, la doctora Victoria Pérez, directora sanitaria del grupo Orpea Ibérica recomienda «lavarse la boca antes de comer para saborear bien los alimentos. Hay que tener en cuenta que por la medicación puede tener la sensación de boca pastosa. En las fases de hiperactividad no se le puede obligar a sentarse y es importante que se le presente la comida de forma que pueda comerla de pie y con la mano». Y es que, continúa, «un anciano no es un niño que tenga que comer purés porque no se sabe la cantidad de proteínas, por ejemplo, que ha ingerido. Hay que trabajar las texturas y los sabores, sobre todo para mantener el gusto en aquellos que hayan perdido las ganas de comer». Considerando el «mal estado» nutricional como un factor de riesgo inherente en las personas con alzhéimer, es preciso desarrollar un plan sistemático de actuación para tratar de mitigar los efectos indeseados que esta patología origina en el enfermo y su familia.

A tener en cuenta

► Dedicar tiempo a al planificación de un menú semanal y a la preparación de las comidas.
► Comer siempre con moderación. Prevenir los excesos.
► Tener en cuenta las modificaciones en la medicación. Algunos fármacos pueden producir amargor junto a las comidas, además de otros efectos secundarios.
► Evitar la deshidratación y estar atentos a los cambios de peso.
► Los suplementos nutricionales deben ser indicados bajo prescripción médica, y sólo en el caso de personas desnutridas que no han subsanado su dificultad mediante la dieta.


Leer más:  Alzhéimer: el 60% de los enfermos tiene trastorno en la alimentación - La Razón digital  http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/7556052/alzheimer-el-60-de-los-enfermos-tiene-trastorno-en-la-alimentacion#Ttt1mPnrtWJpGD7m
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